‘Cápsulas para la reflexión’ es un espacio que invita a la reflexión sobre temas relevantes en la restauración colectiva. Pequeños escritos cortos, directos y concisos, que permitan a los lectores obtener ideas clave sobre las que pensar. Hoy os dejamos la reflexión de la directora de esta revista, Ana Turón.
Si quieres mandarnos tu ‘Cápsula para la reflexión’, lo puedes hacer remitiendo un mail a info@restauracioncolectiva.com. Debes incluir tu texto, nombre, empresa en la que trabajas y firma escaneada.
Reivindicando la denominación y la esencia de la restauración social y colectiva
Últimamente las empresas del sector empiezan a utilizar recurrentemente la expresión
‘gastronomía colectiva’ para referirse a los servicios de alimentación en colectividades. Una ‘designación’ que quiere marcar distancia con la denominación
‘restauración colectiva’ y, por supuesto, con la ya casi en desuso
‘restauración social’.
Objetivamente hablando, quizás la palabra ‘gastronomía’ tenga más sentido en cuanto a que hace referencia al
‘arte de preparar una buena comida’, según la RAE; mientras que ‘restauración’ se refiere a la
‘actividad de quien tiene o explota un restaurante’, que no es exactamente el caso. ¿Es una cuestión de precisión? Puede ser… pero seamos sinceros, el cambio no tiene que ver con la etimología. Tiene que ver con la imagen, la percepción y el marketing.
Los servicios de restauración social y colectiva arrastran una pesada mochila: tópicos, desconocimiento y una reputación que a menudo no se corresponde con la realidad ni con la profesionalidad del sector, así que no es raro que algunas empresas intenten ‘reinventar’ el concepto desde el lenguaje. El próximo paso podría ser
utilizar algún nombre ‘molón’ en inglés de la misma manera que se ha hecho con la hostelería, hoy conocida como
hospitality, en casi cualquier contexto.
Sin embargo, cambiar el nombre no debería implicar esconder lo que es. Este sector tiene una función esencial: alimentar a las personas en escuelas, hospitales, residencias, centros de trabajo… con criterios de salud, sostenibilidad y equidad. Tiene una responsabilidad social enorme y un papel clave en el sistema público de cuidados. Eso es lo que le da un
valor diferencial.
Por eso, más allá del nombre que usemos (alimentación colectiva y nutricion colectiva tampoco me suenan nada mal… solo lanzo alguna idea más), lo importante es comunicar bien qué se hace, cómo y por qué. Hay que visibilizar el valor que aporta el sector. Reivindicar el conocimiento, la innovación y el trabajo diario de tantos y tantos profesionales.
Llamémoslo como queramos, pero no perdamos de vista lo esencial: la restauración colectiva está al servicio de la sociedad y es motor de cambio. Y eso, es mucho decir. ¿O no es así?