La industria de alimentación y bebidas, primer sector industrial de España

La industria de alimentación y bebidas, primer sector industrial de España

Miércoles, 17 de febrero 2016

España es un ejemplo para el mundo por su exquisita relación con los alimentos y la manera de consumirlos. El equilibro de su dieta y la variedad, calidad y seguridad de sus productos son la mejor tarjeta de presentación en el exterior. Este hecho, unido a la innegable competitividad de la industria de alimentación y bebidas, ha consolidado a esta última como primer sector industrial del país.

Con una facturación que supera en el último ejercicio cerrado los 93.000 millones de euros, la industria española de alimentación y bebidas supone casi el 3% del PIB nacional. Las exportaciones españolas alcanzaron los 24.018 millones de euros en 2014, un 5,9% más que en el año anterior. Asimismo, el 7,3% de las exportaciones del sector en el ámbito de la Unión Europea corresponden a España, situándose como la sexta economía exportadora en Europa.

Un sector que amplía y mejora su presencia en el exterior

Todo el esfuerzo de las empresas y organizaciones que la integran en estos últimos años ha permitido que el sector de alimentación y bebidas consolide su liderazgo no sólo en España, sino también fuera del país.

En los últimos años la internacionalización ha sido uno de sus principales ejes estratégicos de negocio. La industria alimentaria ha ganado cuota de mercado en un gran número de países, externalizando la imagen de los productos españoles como referente cultural sinónimo de seguridad, calidad, confianza y prestigio. El resultado ha sido, y continúa siendo, muy positivo gracias a la capacidad de adaptación de las compañías españolas de la industria alimentaria a las diversas necesidades de cada país, y a su alto grado de competitividad en el exterior.

Desde 2010 el número de empresas exportadoras ha crecido a una tasa media anual del 5,3%, acumulando así un incremento del 23,1% hasta el año pasado, momento en el que el sector contó con 12.401 empresas exportadoras, un 2.6% más que el ejercicio anterior.

En los últimos años, desde la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (Fiab) se han llevado a cabo numerosas acciones en el área de internacionalización enfocadas a consolidar la presencia en los mercados tradicionales y a conquistar aquellos emergentes, de los que algunos se han convertido ya en países prioritarios para las exportaciones españolas.

La presencia de los productos españoles durante los próximos años se verá reforzada en aquellos países que se han definido como prioritarios, a los que la industria ha de orientar sus principales esfuerzos para impulsar la internacionalización. En este sentido, son varias las áreas geográficas en las que trabajar. Así, China+Hong Kong, el sudeste asiático, Estados Unidos, Reino Unido y Japón son países en los que hay margen de aumento por variables macroeconómicas como el crecimiento del PIB, la población o la imagen y reputación del producto español. Les siguen Perú, Colombia, Corea del Sur, Brasil, Alemania o México, entre otros.

La tendencia del ritmo exportador de los productos españoles nos permite estimar que en 2020 las exportaciones tendrán un gran peso en la producción total, permitiendo que España, actualmente sexto país en el ranking europeo, pueda ascender hasta la cuarta plaza en cinco años.

Esta fortaleza económica y cultural permite a la industria española de alimentación y bebidas exhibir con orgullo la riqueza gastronómica del país, donde el trinomio alimentación-gastronomía-turismo es elemento diferenciador con los más directos competidores y que ha servido para consolidar al sector como potente empleador y exportador.

Medio millón de personas implicadas directamente en la competitividad del sector

Una de las principales variables que permiten corroborar la solvencia de la industria alimentaria en España es el empleo, ya que da trabajo a casi 500.000 personas de manera directa en el país, 2,5 millones de forma indirecta y 5 millones en toda la cadena.

El sector ha conseguido mantener el empleo durante los años de la crisis. Ejemplo de ello es que, según las últimas cifras, en noviembre de 2015 se registraron más de 12.000 altas en la Seguridad Social respecto a noviembre de 2014. Así, el crecimiento promedio interanual sería del 2,2%. Además, en términos de ocupados EPA, el crecimiento de la industria de la alimentación y bebidas ha sido del 1,5%. De este modo, la industria de alimentación y bebidas se consolida como un claro creador de empleo y captador del mejor talento.

La apuesta por la I+D+i

La I+D+i es, sin duda, uno de los principales motores para conseguir ventajas competitivas duraderas y es la principal fuerza motriz del crecimiento económico en los países de economía avanzada.

El sector trabaja desde hace años en la motivación de las pymes innovadoras para que ganen dimensión y creen empresas de mayor dimensión. La intensidad de la innovación que más ha crecido en nuestro país en los últimos tiempos se encuentra dentro de la industria de alimentación y bebidas, lo que demuestra el compromiso con esta palanca de crecimiento.

La importancia de este vector radica principalmente en el impacto que tiene sobre su desarrollo y el cumplimiento de objetivos comerciales. Por ello, desde Fiab se colabora estrechamente con las asociaciones sectoriales y empresas para el desarrollo de la innovación e investigación, que consoliden al sector como motor de empleo y riqueza, fomentando la mejora de procesos productivos y de las herramientas que intervienen en su elaboración.

Según los últimos datos actualizados, casi el 70% de las empresas del sector que realizan I+D+i lo hacen de manera continua, lo que descubre la innovación como una apuesta firme y con gran recorrido. Desde Fiab se promueve la participación de la industria en proyectos europeos de referencia como ‘Horizonte 2020’, ‘Sudoe’ o ‘Med’ entre otros.

La industria alimentaria apuesta, además, por la alianza entre empresas y administración a nivel europeo e internacional, colaborando directamente con las asociaciones y centros tecnológicos para el desarrollo de innovaciones e investigación, fomentando la mejora en procesos productivos a través de la Plataforma Tecnológica Food-for-Life Spain.

Además, España tiene una red de innovación creada a partir de los Centros Tecnológicos que, junto con la federación, contribuyen a que los proyectos de innovación y la I+D+i se impulsen hacia el mercado internacional. En los últimos cinco años la participación en 20 proyectos de investigación europea consorciada agrupando a unas 200 entidades de distintos países con el fin de obtener productos competitivos.

Esta tarea ha de ser generalizada, implicando toda la cadena alimentaria. Por ello, es fundamental la colaboración de la distribución comercial en una apuesta clara por la innovación. Una apuesta necesariamente más intensa y compartida como ocurre en otras áreas de actividad y que no puede recaer exclusivamente en la industria.

Un sector medioambientalmente sostenible

Los avances conseguidos por la industria alimentaria en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental en un periodo relativamente corto han sido muchos. Por ejemplo, España ha pasado de un escenario donde la prevención y el reciclado de envases era prácticamente inexistente, a otro donde existen sistemas de gestión consolidados que han permitido cumplir todos los objetivos europeos y situar a nuestro país entre aquellos que cuentan con mejores resultados ambientales en esta materia.

El impulso creciente del reciclado de envases sirve para poner en valor que el éxito de la industria alimentaria es el resultado no sólo de este eslabón de la cadena, sino de una amplia colaboración con otras partes interesadas en la cadena de suministro, el Gobierno, la sociedad civil e investigadores y académicos.

El sector es consciente de que aún queda trabajo por hacer. Por ello se ha planteado cinco retos a 2020 que abarcan los aspectos fundamentales para conseguir un crecimiento sostenible: alimentar a una población creciente en un entorno de escasez de recursos, gestionar el agua de un modo más sostenible, mantener la competitividad en un entorno de incertidumbre jurídica y dependencia energética, mejorar la eficiencia de procesos y la mitigación del cambio climático, y minimizar el impacto ambiental de los envases.

Fuente: Fiab.


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