Miércoles, 16 de octubre 2024
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, la Federación Española de Sociología ha publicado un informe que destaca cómo el nivel socioeconómico de las familias influye cada vez más en las desigualdades alimentarias. En los barrios de bajos ingresos predomina un enfoque tradicional, y en los de mayor nivel se adoptan comportamientos más basados en la ciencia. También destaca la nostalgia por las tiendas tradicionales y cómo las diferencias generacionales afectan los hábitos de compra.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el 16 de octubre, la Federación Española de Sociología y su comité de investigación en sociología de la alimentación han hecho público un informe que revela cómo el nivel socioeconómico de las familias está incrementando las desigualdades alimentarias. El informe se alinea con algunas de las conclusiones del avance del estudio Aladino 2023 sobre obesidad infantil del que ya hablamos en nuestra revista, que indica que en las familias con bajos ingresos la tasa de obesidad no ha disminuido desde 2011.
Basado en estudios de sociología de la alimentación, sociología de la salud y sociología urbana, el informe sostiene que el imaginario colectivo de las personas adultas en los barrios de menor nivel socioeconómico gira en torno a la comida de puchero (no necesariamente saludable desde un punto de vista médico). En los barrios de mayor nivel socioeconómico las informaciones basadas en la ciencia son los que rigen sus comportamientos alimentarios.
El problema de la tendencia de los entornos de menor nivel socioeconómico, que podría percibirse como algo incluso positivo, se enfrenta a la realidad derivada de la pobreza alimentaria. Esta se intenta paliar recurriendo al mercado ilegal de productos robados, de contrabando o de fuentes poco fiables.
(...) la realidad derivada de la pobreza alimentaria. Esta se intenta paliar recurriendo al mercado ilegal de productos robados, de contrabando o de fuentes poco fiables.”
Según estos estudios existe una añoranza en todos los barrios de las tiendas tradicionales de toda la vida. En los barrios de nivel de nivel socioeconómico bajo y medio esta añoranza es espcialmente acusada, debido no sólo a la percepción de la calidad de los alimentos y al papel del comerciante local, sino también por la cohesión social que aportaban este tipo de tiendas (en extinción en las grandes ciudades).
Por otro lado, más allá de los niveles socioeconómicos, también se identifican diferencias muy relevantes entre generaciones en las formas de comprar y consumir alimentos. Mientras que la población más joven, se decanta por hacer la compra en grandes superficies una vez a la semana, la población de más edad tiende a incrementar la frecuencia de sus compras y con mayor diversidad en el tipo de establecimientos.
El abordaje de la alimentación desde el punto de vista sociológico tiene múltiples perspectivas entre las que destacan la inseguridad alimentaria, el consumo de productos alimentarios, la accesibilidad de los alimentos, la comensalidad o los hábitos alimentarios, entre otros. Con motivo del Día Mundial de la Alimentación es especialmente relevante la desigualdad alimentaria en el ámbito urbano y su relación con el ámbito de la salud, evidenciando grandes diferencias entre los distintos barrios de las ciudades españolas respecto a lo que se come y a cómo se compran los alimentos.
Existe una diferencia entre las áreas de nivel socioeconómico bajo, medio y alto, que ya se confirmaron en estudios precedentes como el proyecto ‘I+D: entorno urbano y salud: abordaje cualitativo en el estudio Heart Healty Hoods’”
Existe una diferencia entre las áreas de nivel socioeconómico bajo, medio y alto, que ya se confirmaron en estudios precedentes como el proyecto ‘I+D: entorno urbano y salud: abordaje cualitativo en el estudio
Heart Healty Hoods’. Este estudio se desarrolló en 2020 y realizó una comparación cualitativa entre tres barrios de Madrid, de diferente nivel socioeconómico, y evidenció las grandes diferencias que ya existían en el comportamiento alimentario en estos tres estratos de población.
En base a estas conclusiones, Federación Española de Sociología y su comité de investigación en sociología de la alimentación, consideran que las políticas públicas deben hacerse eco de esta desigualdad en salud por el tema alimentario e intentar adoptar las medidas pertinentes que permitan corregirlas gradualmente.
Según ha manifestado
Jesús Rivera Navarro, catedrático de la Universidad de Salamanca y que ha participado en estos trabajos,
“desde el punto de vista sociológico, es importante valorar la evolución de una sociedad que tiende a incrementar cada vez más unas desigualdades que se evidencian en todos los ámbitos, pero que adquieren especial relevancia al referirnos a cuestiones relacionadas con la alimentación y la salud”.
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