Miércoles, 03 de noviembre 2021
La restauración colectiva es un sector muy feminizado y por ello que queremos destacar el papel de las mujeres que son engranaje y pieza clave para que el sector prospere. Hoy abordamos la trayectoria profesional de Francisca Coves Castell, ya jubilada, pero que durante 30 años ha trabajado en la cocina de un colegio. En esta entrevista nos explica cómo ha vivido el servicio en los comedores escolares y su proyección en este sector, tan primordial para la salud de los más pequeños.
La trayectoria profesional de Francisca Coves Castell empezó en 1992 de manera casual en el comedor escolar donde estudiaban sus hijos. Ante una situación personal adversa, se le brindó una oportunidad laboral que define como una revolución interna y personal, como una puerta que se le abrió hacia un mundo profesional que le encantaba. Inicialmente, su cometido profesional estaba en las cocinas del comedor infantil de un centro escolar donde la gestión que se realizaba era directa; con el paso de los años, se externalizó el servicio y gracias a su pasión, ímpetu e inquietud constante en formarse y mejorar, fue asumiendo más responsabilidades en la gestión de la cocina hasta ocupar, en primer lugar, la posición de gobernanta y posteriormente, de supervisora de varios centros de la zona entre Alicante y Torrevieja. La experiencia laboral le ha permitido conocer de manera exhaustiva todos los procesos que se dan en las cocinas: la creación de menús, el cumplimiento de los protocolos y la normativa, la gestión y la supervisión del personal.
En la actualidad está jubilada, pero no se ha desvinculado del sector, ya que sigue haciendo labores como voluntaria, concretamente, trabaja en distintos geriátricos. Esta etapa profesional y vital, la desvinculación o jubilación, la ha vivido con mucha tranquilidad y calma. De hecho, afirma que necesitaba reducir el ritmo de trabajo y en este sentido, la pandemia ha sido positiva para ella, ya que le permitió desacelerar y bajar el grado de intensidad respecto al trabajo.
Pasión por el trabajo
Francisca se caracteriza por la pasión que ha sentido y que a día de hoy aún siente por su trabajo; entiende su trayectoria profesional y su labor en las cocinas del centro escolar donde ha trabajado durante 30 años como un crecimiento profesional y personal. En sus palabras, su trabajo ha sido un regalo. Además, siente un gran agradecimiento y orgullo por haber formado parte de un servicio donde el factor más importante son los niños. Ella entiende que la actividad que se desarrolla en un comedor escolar debe realizarse con mucha responsabilidad y que el comedor escolar debe de ser un espacio donde los niños se sientan como en una casa familiar. Desde esta familiaridad y proximidad, Francisca ha trabajado para satisfacer las necesidades básicas de los niños, ya que siempre ha priorizado que los más pequeños se sientan acogidos. De este modo, se ha preocupado por el servicio que han ofrecido, pero, sobre todo, por la calidad de los alimentos y las condiciones en las que se encuentran cuando los niños comen.
Una mirada revolucionaria
A lo largo de su trayectoria, Francisca ha liderado muchos cambios dentro de la organización (independientemente de la empresa que gestionara el comedor) con la intención de mejorar la situación de su equipo de cocina. Una de las causas por las que luchó fue que el equipo de cocina formara parte del consejo de comedor del centro, ya que no se sentían representadas por ningún miembro. Con ello, las mujeres que trabajaban en la cocina pudieron expresar su voz y formar parte de la toma de decisiones respecto al comedor escolar y a la implementación de medidas de mejora.
“La presencia de riesgos psicosociales, uno de los aspectos a los que se debe hacer frente por el desgaste psicológico que llega a tener el equipo de cocina”.
“Yo soñé que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio; serví y en el servicio encontré la alegría”.