Dejar a los niños que se sirvan la comida puede ayudar a combatir la obesidad infantil

Dejar a los niños que se sirvan la comida puede ayudar a combatir la obesidad infantil

14-01-2014

Un estudio publicado en 2014, en el ‘Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics’ asegura que dejar a los niños que se sirvan la comida en los comedores escolares, les ayuda a aprender a racionar las porciones, a saber antes cuando están llenos y, por tanto, puede ser una medida efectiva para combatir la obesidad infantil.

Investigadores de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, creen que cuando los niños pequeños se sirven entre ellos su propia comida en los comedores escolares aprenden antes a saber cuando están llenos y, por tanto, puede ser una medida efectiva para combatir la obesidad infantil.

“Las comidas en familia dan a los niños la oportunidad de aprender cosas importantes como el tamaño de las porciones y las preferencias alimentarias de cada uno, al contrario de lo que pasa cuando la comida viene ya emplatada como pasa en muchos comedores escolares; servirse la comida hace que los niños aprendan a reconocer que la porción recibida es la adecuada”, según explica Brent McBride, director del Laboratorio de Desarrollo Infantil de la Universidad de Illinois y principal autor del estudio.

En su trabajo, publicado en el ‘Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics’, se analizaron las prácticas alimenticias de los niños de 2 a 5 años de 118 centros infantiles, tratando de buscar medidas para contrarrestar el creciente problema del sobrepeso y la obesidad infantil que, según datos de 2011, afecta en EEUU a uno de cada cuatro niños en edad preescolar.

Los autores vieron como muchos de los cuidadores de estos menores apuestan por una alimentación saludable pero no saben cómo limitar su hambre y su saciedad. “En lugar de preguntarles si han terminado o si ya están llenos, suelen preguntar si tienen hambre o quieren un poco más”, según afirma McBride.

Además, se compararon los centros que sirven la comida al modo tradicional con quienes siguen el programa Head start, que hace recomendaciones para mejorar las prácticas alimentarias de los niños y, entre otras cuestiones, promueve comidas más familiares en las que todos se sirven la comida entre todos. En estos casos, destacan los autores, era cuando se daban mejores prácticas de alimentación.

En caso de que los niños no quieren comer, recomiendan que los profesores no les animen a seguir haciéndolo pensando que luego van a tener hambre. “Si un niño no come durante una comida, lo va a compensar en las próximas 24 horas. Obligarles a comer cuando no tienen hambre es probablemente lo peor que se puede hacer. Les enseña a no prestar atención a las señales de su cuerpo”, explicaron.


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