Miércoles, 19 de septiembre 2018
En un entorno de trabajo saludable, jefes y trabajadores deben colaborar para promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de todos pero… ¿sabemos reconocer si en nuestra empresa existe un ambiente de trabajo saludable? La Organización Mundial para la Salud proporciona cinco claves para conseguir un entorno que cumpla con estas características. En este artículo te contamos cuáles son.
Un lugar de trabajo saludable es aquel en que trabajadores y directivos colaboran en un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores, así como la sostenibilidad del lugar de trabajo, basándose en los siguientes aspectos:
- La salud y seguridad en lo que respecta al entorno físico de trabajo;
- La salud, seguridad y el bienestar en relación al entorno psicosocial de trabajo, incluyendo la organización del trabajo y la cultura organizacional;
- Recursos personales de salud en el lugar de trabajo (apoyando y estimulando estilos de vida saludables);
- Sistemas de participación en la comunidad para mejorar la salud de los trabajadores, sus familias y miembros de la comunidad.
La Organización Mundial de la Salud nos proporciona cinco claves para conseguir un entorno que cumpla con estas características.
• Clave N° 1: Participación y compromiso de la dirección.
– Aumentar el compromiso por parte de la dirección, así como movilizar a las principales partes interesadas (por ejemplo líderes de alto nivel, líderes sindicales…) en la integración de los lugares de trabajo saludables con los valores y objetivos de la compañía.
– Obtener los permisos, apoyos y recursos necesarios.
– Proporcionar evidencias clave de este compromiso, desarrollando y adoptando una política integral que esté respaldada por la máxima autoridad de la empresa que indique claramente que las iniciativas de trabajo saludables son parte de la estrategia empresarial de la organización.
• Clave N° 2: Involucrar a los trabajadores y a sus representantes.
– Los trabajadores y sus representantes no deben simplemente ser ‘consultados’ o ‘informados’, sino que deben participar activamente en cada paso del proceso, desde la planificación hasta la evaluación teniendo en cuenta sus opiniones e ideas.
– Debido a la dinámica propia de las relaciones entre trabajadores y empresarios, es un factor crítico que los trabajadores tengan algún sistema de comunicación colectiva más firme que el de los trabajadores de forma individual. La participación en organizaciones sindicales o regionales puede ayudar a proporcionar estos sistemas de comunicación.
• Clave N° 3: Ética y legalidad empresarial.
– Uno de los principios éticos más básicos y aceptados universalmente es ‘no hacer daño’ a los demás y garantizar la seguridad y salud de los empleados.
– Adherirse a los códigos sociales y éticos como una parte de su rol en la comunidad.
– Hacer cumplir los códigos y leyes de salud laboral.
– Asumir la responsabilidad de los trabajadores, sus familias y el público en general, así como evitar riesgos innecesarios y el sufrimiento humano.
• Clave N° 4: Uso de un proceso sistemático e integral para asegurar la mejora continua y la eficacia.
– Movilizar el compromiso estratégico para generar ambientes de trabajo saludables.
– Reunir los recursos necesarios.
– Evaluar la situación actual y el futuro deseado.
– Desarrollar prioridades.
– Desarrollar un plan integral general y planes específicos de acción para aprender de otros, por ejemplo, consultando a expertos de universidades locales o pidiendo a líderes sindicales experimentados que actúen como mentores, visiten otras empresas o consulten en internet.
– Implementar plan.
– Evaluar la aceptación y la efectividad del mismo.
– Mejorarlo cuando las circunstancias así lo demanden.
• Clave N° 5: Sostenibilidad e Integración.
– Obtener el compromiso de la alta gerencia para utilizar la salud, la seguridad y el bienestar como ‘filtro’ para todas las decisiones.
– Integrar las iniciativas de lugares de trabajo saludables en el plan global estratégico de la compañía.
– Usar equipos multifuncionales o matricial para reducir el aislamiento de los grupos de trabajo y establecer un comité de salud y seguridad, así como un comité de bienestar en el lugar de trabajo.
– Evaluar y mejorar continuamente.
– Medir no sólo el rendimiento financiero, sino también el conocimiento del cliente, procesos internos de negocio, así como el aprendizaje y desarrollo profesional de los empleados para asegurar el éxito empresarial a largo plazo.
– Mantener una visión integral de la salud y seguridad laboral, así como examinar todos sus aspectos con el fin de identificar una gama más amplia de soluciones eficaces.
– Considerar factores e influencias externas tales como la falta de recursos para la atención primaria de salud en la comunidad.
– Reforzar y reconocer comportamientos deseados a través de los sistemas de gestión del rendimiento que establezcan estándares de comportamiento y objetivos de resultados.
Debido a la creciente presión social y pública, así como al aumento de las expectativas de los consumidores, se espera cada vez más que las empresas no sólo cumplan con las obligaciones legales sino que ‘vayan más allá de la exigencia legal’ a través de una actuación responsable. Una de las maneras en que las empresas pueden cumplir con estas crecientes expectativas es creando lugares de trabajo que son saludables para sus trabajadores y que previenen enfermedades y dolencias causadas por el trabajo, al mismo tiempo que mejoran la productividad y la competitividad. A pesar de que existen numerosas herramientas para su uso en el ámbito empresarial, la mayoría se centran en riesgos laborales específicos, industrias o sectores concretos pero no existe ningún plan integral de buenas prácticas. Con el fin de proporcionar a las empresas este tipo de plan, la Organización Mundial de la Salud (OMS), basándose en el
Plan global de acción de salud en el trabajo, 2008-2017, lanzó una recopilación de buenas prácticas y herramientas adecuadas para su aplicación práctica.
– Más información:
Entornos laborales saludables: fundamentos y modelo de la OMS. Contextualización, Prácticas y Literatura de Apoyo.
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