15-03-2022
El huevo es un alimento de gran valor nutritivo y enorme interés culinario, no solo por la enorme variedad de platos en los que puede intervenir como ingrediente, sino por las diferentes propiedades tecnológicas que aporta en la cocina. En la restauración colectiva el huevo es empleado en muchos casos en forma de ovoproductos, lo que implica gran facilidad de manejo, máximo aprovechamiento en el almacenamiento y garantía sanitaria.
El huevo es muy bien aceptado por niños y ancianos, y es esencial en dietas de personas enfermas, con necesidades especiales, ya que hay recetas muy básicas a base de huevos (tortilla o flan, por ejemplo) que aportan un gran valor nutricional y son muy bien aceptadas por quienes tienen limitaciones para ingerir alimentos (por problemas de masticación, poco apetito o dietas restrictivas).
La estructura del huevo está diseñada por la naturaleza para albergar y proteger un contenido de enorme valor, capaz por sí mismo de dar origen a un nuevo ser vivo. Por ello el huevo se encuentra protegido de la contaminación exterior gracias a la barrera física que le proporcionan su cáscara y membranas y a barreras químicas antibacterianas presentes en su contenido.
En la restauración colectiva el huevo es empleado en muchos casos en forma de ovoproductos (derivados del huevo, que se producen tras someter a éste a tratamiento térmico para evitar la contaminación microbiana). Con ellos puede disponerse de las cantidades de huevos necesarias (o solo clara o yema) listos para su uso en la cocina, lo que implica gran facilidad de manejo, máximo aprovechamiento en el almacenamiento y garantía sanitaria.
Los ovoproductos
Un gran número de industrias utilizan el huevo como ingrediente de otros alimentos. El huevo aporta, además de su alto valor nutritivo y sus cualidades organolépticas, una amplia gama de propiedades funcionales que son necesarias o convenientes para los procesos de fabricación de muchos alimentos.
La producción y comercialización de productos derivados del huevo ha progresado rápidamente en los últimos años. Esto se debe, por una parte, a la evolución de la industria alimentaria, que cada vez demanda materias primas y presentaciones comerciales más adecuadas a su proceso productivo evitando las complicaciones de manipular grandes cantidades de huevos frescos y sus residuos (cáscaras). También a las condiciones legales (ver anexo II: Real Decreto 1254/1991) establecidas en España para el uso del huevo fresco en la restauración colectiva. En cualquier plato cocinado a una temperatura inferior a 75° C, debe sustituirse el huevo por ovoproductos pasteurizados y elaborados por empresas autorizadas para esta actividad.
Los ovoproductos, según la legislación comunitaria, son “los productos transformados resultantes de la transformación de huevos, de diversos componentes o mezclas de huevos, o de la transformación subsiguiente de tales productos transformados”.
Conservación y manejo de los ovoproductos
Un almacenamiento y manejo apropiados son críticos en todos los productos derivados del huevo para mantener su calidad y evitar su deterioro. Deben respetarse siempre las indicaciones de conservación y la fecha de caducidad indicados en el envase. No obstante existen algunas normas generales, en función del tipo de ovo producto: