Viernes, 10 de marzo 2023
A pesar de la mucha información existente, se siguen dando casos de anafilaxia por confundir la alergia a la proteína de vaca con la intolerancia a la lactosa. Es importante tener claros los conceptos porque las consecuencias de esta confusión pueden ser fatales. En este artículo os explicamos las diferencias básicas y las claves para entender donde radican esas diferencias y por qué son importantes.
No se debe confundir alergia a la proteína de vaca con intolerancia a la lactosa, no son lo mismo. Confundir estos dos conceptos puede implicar consecuencias graves y fatales ya que un alérgico a la proteína de la vaca no puede ingerir queso de vaca, cabra, oveja, etc. sin lactosa; si lo hace, tiene asegurada la reacción alérgica, reacción que tiene grandes posibilidades de derivar en un choque anafiláctico.
En primer lugar hay que explicar la gran diferencia que hay entre el concepto de alergia y el de intolerancia. Una reacción alérgica es aquella en el que el sistema inmunitario interviene, es decir, este libera anticuerpors IgE con la intención de defenderse al detectar una sustancia extraña con la que se siente amenazado, cuando de hecho esa sustancia debería se inocua. En cambio, en una intolerancia alimentaria el sistema inmunitario no interviene. Para que se entienda podemos decir que una intolerancia ‘es un defecto de nuestra maquinaria’; en este caso nuestro organismo padece alguna carencia en enzimas, mayoritariamente, que no permite la tolerancia a una sustancia, no siendo esta digerida y absorbida de forma correcta. La sustancia no tolerada permanece en el intestino y alimenta a las bacterias de la flora intestinal, las cuales liberan ácidos y gases que causan los síntomas típicos de una intolerancia alimentaria, justo como pasa en la intolerancia a la lactosa.
Otra diferencia importante es que principalmente las proteínas son las causantes de reacciones alérgicas y las intolerancias pueden darse por proteínas y/o azúcares, como en el caso de la intolerancia a la lactosa. ¡La lactosa es el azúcar de la leche, no una proteína! razón por la que un alérgico a la proteína de vaca no debe consumir lácteos sin lactosa de origen animal, ya que siguen conteniendo la proteína de la vaca. Atención con este concepto porque es un error muy común.
La alergia a la proteína de la leche de vaca y la intolerancia a la lactosa pueden compartir algunos signos y síntomas, entre ellos problemas de alimentación y digestión como pueden ser gases, diarrea, abdomen hinchado, dolores de tripa y retortijones, vómitos, etc. pero difieren en otros. En la alergia alimentaria, al estar implicado el sistema inmunitario, también puede darse sintomatología como erupciones cutáneas con picor, tos, moqueo… síntomas que no se observan en la intolerancia a la lactosa, ya que en este trastorno no está implicado el sistema inmunitario.
Hay que ser consciente también que la reacción alérgica a la proteína de vaca puede darse con pequeñas cantidades de ingesta, mientras que en la intolerancia a la lactosa depende de cada persona. En este caso, en muchas ocasiones la persona afectada tolera pequeñas cantidades de lactosa ya que el organismos sigue produciendo lactasa (enzima que degrada la lactosa) en pequeñas cantidades. En cualquier caso, siempre es importante seguir las orientaciones de un profesional sanitario.
La intolerancia a la lactosa puede ser primaria, secundaria o congénita.