Lunes, 15 de octubre 2018
El pasado 16 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Alimentación; un evento que se ha celebrado este año bajo el lema ‘Nuestras acciones son nuestro futuro. Un mundo #HambreCero para 2030 es posible’. Entre otras acciones, FAO ha convocado un concurso de carteles dirigido a niños y adolescentes, que ilustre la idea que tienen sobre el ‘Hambre Cero’.
El Día Mundial de la Alimentación se celebra el 16 de octubre de cada año. Fue proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y su finalidad es concienzar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Más de 821 millones de personas padecen hambre en el mundo a pesar de contar con recursos para alimentar a todos. Ante esta cifra alarmante de 1 de cada 9 personas, erradicar el hambre en el mundo y acabar con la inseguridad alimentaria y la malnutrición siguen siendo objetivos prioritarios de organizaciones como FAO.
Por otro lado, también se calcula que cada año, a nivel mundial, se pierden o desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, es decir, un tercio del total de los alimentos producidos para el consumo humano. Esta pérdida de alimentos representa un desperdicio de recursos utilizados en la producción, como la tierra, el agua o la energía, lo que aumenta las emisiones de gases verdes en vano.
Más de 820 millones de personas sufren subalimentación crónica
Tras un período de retroceso, el hambre mundial vuelve a aumentar. En la actualidad, más de 820 millones de personas sufren subalimentación crónica, según el último informe de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018 de la FAO.
Los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático, la recesión económica y el rápido aumento de los niveles de sobrepeso y obesidad están invirtiendo el progreso logrado en la lucha contra el hambre y la malnutrición. Ahora es el momento de corregir el rumbo. El mundo puede lograr el ‘Hambre Cero’ si unimos fuerzas entre naciones, continentes, sectores y profesiones, y actuamos remitiéndonos a las pruebas.
El 70 por ciento de los pobres del mundo vive en zonas rurales donde la vida de las personas depende de la agricultura, la pesca o la silvicultura. Es por este motivo que el ‘Hambre Cero’ exige una transformación de la economía rural.
Los gobiernos deben crear oportunidades para que se produzcan mayores inversiones del sector privado en agricultura, al tiempo que impulsan programas de protección social para las personas más vulnerables y conectan a los productores de alimentos con las zonas urbanas.
Los pequeños agricultores deben adoptar métodos agrícolas nuevos y sostenibles para aumentar la productividad y los ingresos. Garantizar la resiliencia de las comunidades rurales requiere un enfoque que respete el medio ambiente, que aproveche la capacidad de la innovación tecnológica y cree oportunidades de empleo estables y enriquecedoras. Pero el empleo y el crecimiento económico no son suficientes, especialmente para aquellos que soportan el conflicto y el sufrimiento.
El ‘Hambre Cero’ va más allá de la resolución de conflictos y del crecimiento económico, adoptando un enfoque a largo plazo para construir sociedades pacíficas e inclusivas.